"Si es controlado, el miedo es una sensación apetecible"
Con estas vibrantes palabras iniciaba Lorenzo Fernández la presentación de su conmovedor libro “99 lugares donde pasar miedo”. Al son de la voz del indagador periodista español, con las luces apagadas y un silencio sepulcral, se empezaron a proyectar una sucesión de imágenes correspondientes a algunos de los muchos enigmáticos sitios que nos recomienda Lorenzo en su trepidante obra. En medio de una Aula Magna abarrotada, el autor andaluz ofreció, el viernes 23 de noviembre, una interesante conferencia en la que se centró, fundamentalmente, en brindarnos una pequeña muestra de lo se nos narra en el interior del libro.
En este apasionante relato, Lorenzo logra aunar información sobre distintos destinos misteriosos que visitar y contenido sobre las intrigantes historias o leyendas que han acontecido en ellos. Para él, visitar lugares secretos y que infunden miedo, que ocultan enigmas, entresijos e, incluso, fenómenos paranormales, es una auténtica pasión que trata de contagiarnos en su escrito. Y es que “si es controlado, el miedo es una sensación apetecible” declara un visiblemente emocionado Lorenzo. Como afirma el reportero, el miedo es una sensación que “forma parte de nuestra esencia como seres humanos” y, como tal, también es posible “disfrutar de él”. Además, pasar miedo nos conduce a la senda del misterio, algo “muy intrínseco” en cada uno de nosotros. Así pues, se puede “viajar para pasar miedo... ¡o para disfrutar de él!”.
La historia ignorada, los destinos más recónditos y las más sombrías apariencias en estos sitios son los temas más recurrentes a lo largo de toda su obra. Para abrirnos el apetito de obtener su libro, Lorenzo nos dio un pequeño avance de su producto al narrarnos algunas de las historias que acaecieron en los territorios secretos y cargados de misterios que él mismo nos propone. Tales como “El Santuario de los Endemoniados” en Castellón, “Las Caras de Bélmez” en Bélmez de la Moraleja (Jaén), “La Isla de las Múñecas” en México D.F. o “The Winchester Mystery House” en San José (California).
En busca de El Dorado El prestigioso periodista nos desveló, durante el transcurso de la charla, cuál será, si no sucede algún contratiempo, su próximo proyecto: se embarcará en busca de El Dorado. Un reto ambicioso que se presenta muy atractivo, más aun teniendo en cuenta sus dos mayores referentes, en los que se ha inspirado para llevar a cabo su obra: el explorador británico Percival Harrison Fawcett y el conquistador español Francisco de Orellana.
Sin embargo, siguiendo las instrucciones del experimentado Lorenzo Fernández antes de todo viaje, por más corto o largo que éste sea, hay una tarea que es extremadamente trascendental para poder realizar un correcto trabajo durante la marcha: la preparación previa. Tareas como una holgada documentación anterior a la travesía o disponer de una fuerte fortaleza física y, sobretodo, mental son requisitos indispensables antes de iniciar la partida.
El mayor de sus miedos: La peligrosa Selva Amazónica
De entre las innumerables amenazas a las que se ha tenido que enfrentar Lorenzo en sus particulares periplos, hay una que realmente le ha causado miedo “de verdad” y le ha hecho temer por su vida: la exótica e indómita Selva Amazónica. Y es que durante la búsqueda del padre del guía que les orientaba por territorio tan hostil, entre una espesura frondosa y noches donde asolaba un silencio sepulcral en un paisaje lúgubre, el peligro de una picadura de alguna serpiente venenosa era mucho más que una amenaza real y mortífera. No obstante, Lorenzo (y su equipo) logró sobrevivir y su apetito viajero permanece intacto.
De entre las innumerables amenazas a las que se ha tenido que enfrentar Lorenzo en sus particulares periplos, hay una que realmente le ha causado miedo “de verdad” y le ha hecho temer por su vida: la exótica e indómita Selva Amazónica. Y es que durante la búsqueda del padre del guía que les orientaba por territorio tan hostil, entre una espesura frondosa y noches donde asolaba un silencio sepulcral en un paisaje lúgubre, el peligro de una picadura de alguna serpiente venenosa era mucho más que una amenaza real y mortífera. No obstante, Lorenzo (y su equipo) logró sobrevivir y su apetito viajero permanece intacto.
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